The Surfrider Malibu

Malibú es un destino cuya reputación, al menos para visitantes, descansa más en la leyenda que en la experiencia. Es un pequeño y mágico tramo de playa, y las opciones en cuanto a hoteles siempre han sido limitadas. Pero ya no; el Surfrider Malibu es un icono de los años 50 que ha sido transformado por sus nuevos dueños, un arquitecto californiano, un espíritu libre nacido en Australia y un piloto italiano de autos de carreras, en el hotel boutique que la zona merecía.

El estilo es sobrio y elegante, con un tipo de minimalismo bohemio. Las 20 habitaciones están decoradas en tonos neutrales claros y repletas de texturas orgánicas, desde los pisos en teca reciclada hasta el mobiliario moderno-rústico creado por diseñadores locales. Cada habitación tiene terraza privada con vista parcial o completa del Pacífico. Distan de ser suntuosas u opulentas, pero hay lujo en los detalles; la vida aquí no es nada ardua pero sí bastante glamurosa, con un ambiente ligero y divertido.

Y aunque algunos de nuestros hoteles favoritos usan sus espacios comunes para la interacción con la vida social local, en el Surfrider la terraza de la azotea con su bar y restaurante es solo para huéspedes, algo que cumple con el objetivo del hotel: parecerse más a una casa de playa privada en Malibú que a un hotel boutique típico. Y si bien es un refugio, no está aislado: las vistas del muelle, del Pacífico, y de una de las playas más famosas de California dejan muy claro el sentido de ubicación.

Nota:

El Surfrider Malibu es una propiedad pequeña con solo 20 habitaciones. Reserva a tiempo para garantizar su espacio. Para disfrutar de las vistas, reserva una habitación en el piso superior; si te preocupa el espacio de almacenamiento, reserva una suite. Para la llegada, ten en cuenta que la recepción está abierta de 6:30 a 22:30.