The Marylebone

Darle a un hotel el nombre del vecindario donde está ubicado es una señal bastante clara de que el objetivo es más o menos resumir el lugar en sí, y en eso el Marylebone logra su cometido. Lo que ahora es parte de Londres, una vez fue un poblado periférico. Por eso Marylebone es una mezcla peculiar. Cuenta con barrios circundantes tranquilos y relativamente elegantes y pequeños e idiosincráticos lugares para comprar que quedan a pocos pasos de las calles Oxford y Bond, hogar de algunas de las mejores y más concurridas tiendas, además del Hyde Park, y un poco más lejos, los teatros del distrito West End. Quiere decir que el Marylebone no está nada mal como base para una visita a la capital ni como localización para este hotel de lujo de influencia boutique, parte del grupo Doyle Collection.

No es un pequeño negocio familiar ya que tiene 257 habitaciones y suites, pero el Marylebone rara vez parece tan grande como es. Su estilo es clásico del siglo XX, con algunos detalles art déco. Aunque las habitaciones estándar no sean palaciegas en tamaño, la sensación de lujo es absoluta. Hay muchas áreas comunes para socializar, además de un bar-restaurante y un gimnasio completamente equipado con piscina interior. El Marylebone es una opción a considerar si el foco de tu visita es el West End. Pero quienes vienen de compras descubrirán que dormir aquí es lo que más se aproxima a pernoctar en los grandes almacenes Selfridge’s sin tener que ir de polizón a la sección de menaje del hogar.