Santani Wellness Resort & Spa

Llevamos años cantando las alabanzas de los hoteles boutique de Sri Lanka, pero hemos de admitir que este nos ha dejado literalmente sin habla. El Santani Wellness Resort and Spa reúne todo (o casi) lo que hace que estemos enamorados de esta isla: la irresistible belleza de las tierras del interior, ese gusto tan local por la arquitectura tropicalista y el legendario sentido de la hospitalidad de los esrilanqueses, algo por lo que ya merecería la pena volver.

En el Santani no entienden de medias tintas y no entienden que un resort wellness pueda ser simplemente un hotel con spa. Al contrario, este es un lugar diseñado de principio a fin para incitar a la relajación y la contemplación. Su arquitectura no es moderna y minimalista para que resulte fotogénica (que lo es), sino porque, cuando las cosas están bien hechas, este estilo es capaz de crear el entorno propicio a la calma meditativa, algo esencial en este tipo de escapada.

Un ejemplo: las habitaciones están construidas como salas de cine, orientadas únicamente hacia el inmenso paisaje que se extiende más allá del balcón y que se ofrece al huésped a través de la pared acristalada. Cada habitación saca el máximo partido de su elevación por encima del valle y están equipadas para ofrecer el máximo nivel de confort sin sacrificar la simplicidad y pureza de las vistas.
También el spa ofrece vistas cuidadosamente estudiadas: espectaculares retazos de jungla y de montaña visibles a través de las aperturas en el cemento. Y no es porque no se preste atención a los demás sentidos. Desde los tratamientos de spa al yoga o las antiguas prácticas ayurvédicas, el Santani ofrece una experiencia que pretende ser transformadora. Un objetivo que también se marca la cocina y que consigue a través de varios programas a elegir (cetogénico, detox, vegetariano ayurvédico…).

Una arquitectura singular, un entorno espectacular y un establecimiento enfocado de lleno a la hospitalidad y el bienestar: ¿qué más se puede pedir?