Cayena-Caracas

En estos días Venezuela no recibe a muchos turistas. Pero como en toda gran ciudad, aún con la elevada sensación de peligrosidad como la que tiene Caracas, el espíritu empresarial nunca muere por completo. Tal vez el elegante Cayena Caracas se suscribió a la filosofía optimista del lema «si lo construyes, vendrán». Su astuto diseño anticipa la preocupación de cualquier viajero sobre la seguridad: el hotel queda en el exclusivo sector La Castellana, apartado de la calle y resguardado detrás de macizas puertas. Entrar es como llegar a una villa privada rodeada de bellos jardines y terrazas.

Las habitaciones son lujosas y tranquilas, con modernas camas de dosel y espaciosos baños con elementos en mármol y duchas tipo lluvia. El efecto es clásico y sofisticado, con una suave paleta en colores blanco, beige y negro, moderada por el sistema de iluminación de alta tecnología. Se incluyen servicios como cafeteras Illy, cargadores electrónicos, edredones de plumas de ganso, televisores pantalla plana de 42 pulgadas, productos de baño por Acqua di Parma, servicio de habitaciones las 24 horas, y wifi gratuita. Las habitaciones y suites de categoría superior tienen patios privados con divanes y vistas a las montañas.

El Cerro El Ávila, la atracción principal de la Cordillera de la Costa y la frontera natural entre la ciudad y el mar Caribe, luce particularmente hermoso desde la terraza de la azotea y la piscina del Cayena Caracas. Si prefieres correr sobre la cinta en vez de nadar, cuentas con un pequeño gimnasio en la planta baja.

En esta planta también se encuentra La Sibillia, el refinado restaurante italiano del hotel, que sirve pastas perfectamente al dente sobre mantelería de lino blanco. También está el acogedor trio de «salones sociales»; uno con chimenea y todos con librerías inteligentemente surtidas y espacios elegantes para reposar. Es un lugar perfecto para hojear libros sobre arquitectura y geografía venezolana, y tal vez planificar una excursión hacia las montañas de la costa.