Four Seasons Hotel Boston

Desde su inauguración en 1985, el Four Seasons Boston se ha convertido en el lugar por excelencia para disfrutar de una buena taza de té. Este flamante hotel encaja a la perfección en su aristocrático emplazamiento, junto a Beacon Hill y frente a los Boston Public Gardens. Desde la entrada, flanqueada por fuentes, hasta la impresionante escalinata, pasando por las refinadas mesas de escritorio y los tapizados a rayas de las habitaciones, gran parte del hotel recuerda a las viviendas residenciales del siglo XIX.

Además, varios óleos con motivos marítimos decoran las paredes (muy típico de Boston: varias embarcaciones y el mar golpeando las rocas; ¡en esta ciudad es obligatorio acordarse del puerto!) Casi todas las ventanas nos regalan estupendas vistas al parque, lo que permite contemplar la atracción más universal de Nueva Inglaterra: los intensos cambios de estación. Disfrutará contemplando narcisos en primavera, hortensias en verano y, cómo no, la resplandeciente vegetación y la espesa capa de nieve que caracterizan a esta parte del país.

Pero, al igual que en un asombroso número de hoteles Four Seasons, la nota característica del Four Seasons Boston es el restaurante. Está claro que Boston no le debe su fama precisamente a la comida; de hecho, Rosenbaum, periodista de la revista Esquire, la ha tachado de “ciudad de la anticocina”. Sin embargo, Boston intenta por todos los medios librarse de ese calificativo, y el restaurante Aujourd’hui siempre ha estado al frente de esa batalla: no es el más puntero (podría definirse como “alta cocina de Boston, a la francesa con ciertos toques asiáticos”) y tampoco el más barato, pero algo querrá decir el hecho de que el 75 % de sus clientes sean bostonianos en busca de un plato como es debido. Pero si lo que desea el cliente es algo más típico, el Bristol es una apuesta segura: tanto si es la hora del té como si le gustaría cenar una sopa de pescado, en el Bristol degustará el sabor auténtico (y sorprendentemente delicioso) de la herencia local.

Si te encanta estar a la última, puede que el Four Seasons no sea el lugar más indicado para alojarse; no en vano, en él se respira el ambiente de hace 100 años. Pero después de todo, si te gusta tanto lo moderno, Boston tampoco es la mejor opción, ya que aquí todo el mundo alberga un gusto íntimo por lo antiguo. Así, Four Seasons te ofrece la oportunidad de comer y dormir en un capítulo del legado de Boston. Y si realmente te da alergia el estilo Chippendale, quizá prefieras reservar una habitación aquí para tu madre y alojarse en el cercanísimo XV Beacon; ¡pero no olvides quedar con ella para cenar en el Four Seasons!