Hotel Metropole Venice

El Metropole era antiguamente una iglesia que cumplía las funciones de orfanato y de aula de música para las clases que impartía Antonio Vivaldi y fue transformado en un hotel a finales del siglo XIX. En tiempos de Freud, era conocido como la Casa Kirsch y, cuando recibía el nombre de Metropoli, sirvió de hospital militar durante la Segunda Guerra Mundial. Durante los últimos treinta años, la familia Beggiato ha regentado y ha sido dueña del Metropole, y muchos de los empleados actuales han permanecido a sus órdenes durante todo este tiempo. El hecho de que los Beggiato sigan dirigiendo el hotel da cabida a una cercanía con los huéspedes inusitada en un hotel de 70 habitaciones.

Las colecciones de arte y las antigüedades de la familia adornan las habitaciones y los espacios comunes. No cabe la menor duda de que estamos en Venecia: el hotel cuenta con una entrada para taxis acuáticos y domina el Bacino di San Marco, la laguna que se encuentra frente a la Plaza San Marcos. Si le atribuyéramos el estilo barroco, estaríamos restando importancia a los detalles ornamentales del hotel, como los complejos trampantojos, los muebles de época y los tejidos finos que decoran las habitaciones. Las colecciones de la familia se exhiben por todo el hotel e incluyen espejos antiguos, teteras de porcelana, abanicos, sacacorchos y una de las colecciones de crucifijos más valiosas de Italia.

El restaurante Met es lleno de arte antiguo y con una atmósfera escénica. El salón de té del hotel es otro punto de énfasis; mientras tanto, el Bar Oriental está ubicado en la misma capilla donde una vez enseñó Vivaldi. Y ahora hay un centro de spa y bienestar que rivaliza con cualquier pequeño hotel de lujo: otro ejemplo de la capacidad de Metropole para seguir evolucionando sin sacrificar su carácter.

Las virtudes más destacadas del Metropole son su excelente servicio y su ambiente impregnado de historia veneciana. El Metropole es, sin duda, la antítesis del típico hotel de negocios, que suele caracterizarse por una mezcla aséptica de un diseño moderno impersonal y un edulcorado sabor “autóctono”. Aquí se encontrará entre venecianos, en un hotel que, indudablemente, representa a Venecia por los cuatro costados.