Chateau de la Treyne

El Château de la Treyne se alza imponente sobre las aguas del Dordoña, rodeado de la exuberante vegetación del valle hasta donde alcanza la vista. Este majestuoso castillo francés del siglo XVI convertido en hotel es el arquetipo del castillo de cuento de hadas: un lugar idóneo para hacer realidad cualquier fantasía aristocrática que acaricie, mientras contempla el paisaje arbolado que se domina desde la intimidad de las habitaciones de la torre.
Michèle Gombert y su hijo Philippe regentan este hotel familiar, cuyo ambiente de camaradería informal contrasta fuertemente con la altivez enrarecida de otros castillos franceses. El servicio no es altanero, sino agradable, y, pese a la ostentación de la época de Luis XIII que rezuman los espacios comunes, hay habitaciones contemporáneas, luminosas y aireadas a disposición de aquellos huéspedes que sencillamente prefieran la comodidad a la esplendorosa opulencia de las habitaciones de estilo antiguo.
Puede dar un paseo por los cuidados jardines, caminar por la infinidad de senderos que se entrecruzan en el valle o incluso hacer un poco de ejercicio por la vereda que suele tomar el cartero, en lo alto del acantilado que domina el Dordoña. El hotel también ofrece una piscina, una pista de tenis y una pista de aterrizaje para cualquier entrada triunfal en helicóptero, pero ningún hotel rural francés que se precie podría prescindir de un buen restaurante. En este caso, se trata del establecimiento de Stéphane Andrieux’s, cuya cocina puede degustarse al aire libre, en una terraza junto al río.