Hotel Andra Seattle - MGallery

Seattle, una fuente de creatividad empresarial y uno de los centros de las nuevas tecnologías de Norteamérica, siempre ha sido una ciudad un poco conservadora en lo que se refiere al diseño y a las artes plásticas. Por eso da gusto encontrar un hotel boutique de alto diseño tan original como este.
El Hotel Ändra juega con las raíces escandinavas de Seattle y añade una pizca de estilo sueco (el de gama alta, no el otro) a Belltown, una antigua zona industrial, que ahora es artística y una de las más modernas de la ciudad. Los interiores cosmopolitas de líneas elegantes lucen cierta austeridad nórdica, sin caer en un minimalismo cargante.
En cuanto a los muebles, predominan las maderas oscuras y los metales cepillados, así como los colores vivos, desde el caqui hasta el azul marengo, que contrastan con una tapicería estampada, una auténtica innovación en la era del diseño monocromático de los hoteles modernos. No todo son detalles superficiales ni mucho menos: la ropa de cama de algodón egipcio de 300 hilos y los edredones de plumón de oca no son meros atractivos estéticos. Si bien es cierto que las marcas no lo son todo y que los radio-despertadores Tivoli y las toallas Frette tampoco son imprescindibles, el encanto del Ändra radica en esos pequeños detalles, como los productos de tocador Face Stockholm.
Si en lugar de ofrecer un restaurante griego y un italiano, el Ändra hubiera optado por un escandinavo a juego con las sillas de Aalto y Jacobsen del vestíbulo, habría sido demasiado; pero seguro que en Belltown puede encontrar algún establecimiento en el que le sirvan arenque, en caso de que se haya quedado con las ganas.