Casadelmar

Hace algunos años que algo está cambiando en Córcega. Esta isla montañosa de una cultura híbrida francoitaliana que, hasta hace poco, era el destino vacacional de jubilados y de entusiastas de su belleza escarpada, se está poniendo de moda. Si bien es cierto que aún faltan algunos años para que el interés turístico suscitado por Córcega sustituya al de la Costa Azul, este proceso acaba de acelerarse con la inauguración del remodelado Hotel Casa del Mar.

No cabe la menor duda de que el nuevo diseño de Jean-François Bodin, una estructura ultramoderna de cristal y madera de cedro roja, atraerá a los amantes de la arquitectura y del diseño. Es, sencillamente, el polo opuesto de lo «rústico» y, desde luego, no se parece a nada de lo que hay en la isla. Por otro lado, el hotel no podría estar más integrado en la naturaleza. Desde la piscina de 25 metros, que acaba en cascada y está rodeada de jardines italianos, se dominan las montañas y el golfo de Porto-Vecchio, que se extiende al pie de ellas. Todas las habitaciones comparten estas vistas.
El interior del edificio tiene mucho estilo, desde el bar y el vestíbulo en dos niveles, hasta las habitaciones y las suites, que están decoradas con un minimalismo extraordinario, en blanco, madera clara y un único color vivo, ya sea naranja fuerte, carmesí o violeta intenso, y muebles clásicos diseñados por artistas de la talla de Le Corbusier y Bertoia. Todas las habitaciones y las suites tienen terraza con vistas a la bahía y a la playa privada al pie del hotel, a la que se llega en un momentito.
No deja de sorprender que un hotel tan pequeño disponga de su propio gimnasio y spa, cuya decoración resulta tan relajante como cualquier tratamiento: suelo de madera de cedro, camillas de masajes negras y vistas a la bahía. El restaurante, que ostenta la correspondiente distinción concedida por la guía Michelín, ofrece especialidades italianas preparadas con ingredientes corsos. Sin duda alguna, no deseará irse en todo el año, pero el hecho de que el hotel disponga de una pista de aterrizaje para helicópteros le dará una idea de la clase de gente que se encontrará en el Casa del Mar y del precio, que dista mucho de ser económico, aunque el lugar bien lo merece.