Shangri-La Hôtel, Paris

Si bien es cierto que a París no le faltan hoteles de lujo nacionales de gran lustre, siempre hay sitio para otro más. El grupo Shangri-La lleva décadas acumulando experiencia en los mercados principales del Lejano Oriente, una excelente preparación para la exigente clientela de París. Además, cuando se trata de interiores de hotel diseñados por Pierre-Yves Rochon: cuantos más, mejor.


De hecho, lo único que tiene el hotel del Lejano Oriente es el nombre. A pesar de tratarse de una reciente restauración, el Shangri-La es un gran hotel en toda regla. Antiguamente el edificio era la residencia de un tal Roland Bonaparte, cuyo apellido habla por sí solo. Por eso es lógico que se haya optado por un estilo inspirado en el París del siglo XIX.


El trabajo de Rochon resulta tan convincente que las habitaciones y suites te dejarán boquiabierto: no parecen ser totalmente nuevas sino que estén simplemente bien conservadas. Hay alguna que otra modernidad que nos da una pista. Por ejemplo, la tecnología está perfectamente integrada y los cuartos de baño son piedras angulares, como suelen serlo en la actualidad.


Hay un restaurante cantonés llamado Shang Palace, además de otra opción de comida francesa de la más alta calidad, La Bauhinia, situada bajo la gran cúpula de cristal en el corazón del hotel. La coctelería tiene un aire asiático y los camareros te servirán encantados un Pékin Express en el salón de estilo imperio.