Hotel Metropole Monte Carlo

Algunos hoteles clásicos nunca son los mismos después de una gran reforma. El Métropole, sin embargo, quizás sea ahora incluso más icónico de lo que ya era: cuando empezó a mostrar señales de envejecimiento, se encargó una renovación al afamado diseñador parisino Jacques García, y su estilo de híper-lujo resultó ser la combinación perfecta para lo que ya era un delicioso gran hotel de primera clase.

Esta mansión de la belle-époque italiana es una alternativa a los hoteles palacio de mayor tamaño alineados a lo largo de la costa y, aunque no es exactamente sobrio ni sencillo, tiene un cierto aire de discreta intimidad. Las habitaciones son asombrosamente opulentas y decididamente anticuadas. El Sr. García no comulga con el minimalismo y prefiere los tejidos suntuosos, las antigüedades ornamentadas y los cuartos de baño de mármol clásico.

Su ubicación significa que el Métropole se aparta un poco del camino más trillado, al igual que su posición independiente, fuera del conglomerado de la Société des Bains de Mer que controla el casino y gran parte de los hoteles de Montecarlo. Por supuesto, un restaurante al estilo de la Riviera francesa es algo imprescindible, pero, aunque hay mucha competencia en la ciudad, no puedes perderte Les Ambassadeurs dirigido por Christophe Cussac. Como todo hotel de lujo que se precie, necesita un spa digno de su categoría: aquí se encuentran todas las formas de relajación posible, desde rituales de purificación hasta la simple posibilidad de tomar cócteles al lado de la piscina. En la piscina, además, hay un impresionante restaurante mediterráneo al aire libre, rodeado por una zona ajardinada, llamado Odyssey. Esta piscina es única en el principado, ya que la cubren en otoño e invierno para poder nadar durante todo el año o, simplemente, para tumbarse a descansar alrededor de ella.