The Connaught

Si algo positivo tiene el disputadísimo mercado hotelero londinense es la competencia que existe al más alto nivel. Cualquiera de los hoteles espléndidos y selectos del club al que pertenece el Connaught sería, con diferencia, el mejor hotel de cualquier otra ciudad.
Antiguamente, el Connaught era el clásico hotel tradicional, un baluarte de la pompa y la solemnidad en pleno Mayfair. En la actualidad, después de varias renovaciones profundas y un nuevo diseño de Guy Oliver, ha pasado de ser el arquetipo de la casa solariega a ser el arquetipo del hotel de lujo londinense, y eso no es algo negativo ni mucho menos. Los interiores no son de una originalidad pasmosa, sino de una seriedad majestuosa muy estudiada, que se consigue con colores apagados, líneas bien definidas y algunos detalles tradicionales bien elegidos.
En cierto modo, continúa siendo el mismo Connaught, y eso es algo positivo. Sigue siendo uno de los hoteles londinenses de mayor categoría, su servicio es del más alto nivel, y los bares y el restaurante son tan exclusivos como siempre. La modernización ha servido simplemente para que el hotel no se quede anticuado ni se convierta en la parodia ridícula en que los hoteles históricos tienden a convertirse. Si bien es cierto que el Connaught no va parecer un hotel boutique moderno a corto plazo, es una opción viable para la actual generación de huéspedes de hoteles de lujo, lo cual, a sus años, no es una bicoca.