Bodysgallen Hall

El Bodysgallen Hall es el escenario ideal de una novela policíaca; aquí la señorita Marple de Agatha Christie habría estado en su salsa. Esta casa solariega del siglo XVII, rodeada de nueve hectáreas de fuentes y rosas trepadoras, es un hotel al más puro estilo británico. El fuego crepita en las chimeneas, las alfombras persas ahogan los pasos de los huéspedes, y óleos ancestrales decoran todas las esquinas de la casa. Pase al salón decorado con paneles de roble, elija una novela de la librería del siglo XIX y mire de vez en cuando por la ventana de estilo Tudor.


Puede alojarse en la casa principal o en una de las casitas que se encuentran más cerca del spa, a las que de vez en cuando se acercan gatos atigrados de color naranja para pedir a los huéspedes un poco de leche. El diseño de las habitaciones revela el estilo de Laura Ashley, que contrasta con el ambiente de club que se respira en las zonas comunes. Abundan las flores y los adornos, como las cortinas y los volantes y el dosel de las camas, todos floreados. En la puerta hay un paragüero, y en el techo asoma un entramado de vigas de madera. El cuarto de baño está tan bien surtido de productos Crabtree & Evelyn que el aroma de manzana, melocotón y hierbas se percibe desde el pasillo. Procure reservar una habitación con vistas al castillo de Conwy; el contraste de su imponente facha de piedra y el ambiente agradable que le rodea resulta extrañamente gratificante.


Este palacio solemne, único en Gales, es incongruente con la zona rural agreste salpicada de ovejas en la que nacieron Dylan Thomas y D. H. Lawrence. Los porteros le saludarán con una profunda reverencia incluso antes de que entre por la puerta. Aquí se bebe jerez, y las perlas son las joyas por excelencia. El hotel no admite reservas para menores de ocho años, y los niños mayores de esa edad deben cumplir unas normas estrictas; por ejemplo, solo se les permite estar en la piscina dos horas al día. El ambiente más solemne se respira en el comedor.


En el Bodysgallen las cenas son de etiqueta. Hasta la cocina es espléndida: platos fuertes y opulentos con carnes como el venado y el faisán, condimentadas exquisitamente con salsas de vino y hierbas del huerto. Los chefs las recolectan durante el día, ataviados con sus encantadores uniformes blancos, que contrastan con el paisaje verde y húmedo. Se dice que ciertos jefes de Estado viajan en helicóptero hasta aquí solo para comer algo. Desempolve sus conocimientos de protocolo y atrévase con la cubertería: aquí hay más cuchillos y tenedores que en el Palacio de Buckingham, y todos son de plata. Si no sabe para qué sirve el tercer cubierto a la derecha —esa cucharilla de filigrana diminuta—, un camarero exquisitamente cortés acudirá en su ayuda. ¿Le pone nervioso? A nosotros nos encanta. Con la vida frenética que llevamos y con un solo tenedor en el cajón, estas vacaciones nos vienen de perlas.

Indicaciones para llegar al hotel:

El Bodysgallen Hall se encuentra a aproximadamente una hora y cuarto en coche del aeropuerto internacional de Manchester. La estación de trenes más cercana es la de Llandudno Junction. Hay un servicio regular de trenes de Londres (Euston) a Llandudno. El viaje tiene una duración de tres horas y media.