Las Alamandas

La historia que se esconde detrás del origen de Las Alamandas, propia de una de las películas de James Bond interpretadas por Roger Moore, parece demasiado fantástica para ser real. Don Antenor Patino, magnate boliviano del estaño que planeaba construir un megacomplejo en primera línea de playa, no vivió lo suficiente como para lograr su objetivo, y su nieta Isabel Goldsmith (hija de un financiero británico, se trata de una larga historia) tomó el relevo en el proyecto. Con objeto de preservar la tierra (y los delfines) que tanto amaba, revisó el plan de su abuelo y construyó un diminuto y exclusivo complejo en el que un máximo de 28 huéspedes tiene a su disposición 600 hectáreas de limpia y cristalina playa y un personal de casi 100 miembros a su servicio.

Si tuviésemos que elegir un adjetivo del párrafo anterior para resumir la esencia de Las Alamandas, sería el de exclusivo. Los huéspedes con los que compartirás experiencia en este complejo seguramente serán miembros de la realeza, estrellas de Hollywood o personajes de similar relevancia, pero probablemente nunca llegues a saberlo dado el elevado grado de aislamiento e intimidad de las siete villas que integran el complejo. En algún momento podrías llegar a ver a otro viajero que tal vez se encuentre disfrutando de una cena privada en la playa, a 800 metros de ti, pero la increíble magnitud del terreno y la escasez de ocupantes reduce prácticamente a cero las probabilidades de que sufras una intrusión no deseada, e incluso de que recuerdes que no eres el único habitante del complejo. Naturalmente, si esto no fuese suficiente, siempre puedes alquilar el complejo entero. No es broma, ya hay quien lo ha hecho.

Sin duda, se trata del lugar ideal para una luna de miel u otro tipo de escapada romántica. El hotel se encuentra en un paraje sensacional y muy aislado de la costa del Pacífico de México, entre Puerto Vallarta y Manzanillo. En cuanto a las instalaciones, no exageraríamos si dijésemos que cuenta con todos los lujos posibles, y cuando no es así, estos se pueden conseguir a corto plazo. Se trata del tipo de lugar que dispone de su propia pista de aterrizaje para aviones privados.

Ahora bien, al igual que muchas de las cosas buenas de este mundo, toda esta magnificencia tiene un único inconveniente: el coste. Las Alamandas no es un complejo que pueda encajar bien en cualquier presupuesto, desde luego, pero ¿acaso podía ser de otro modo? En el mundo ya hay muchos megacomplejos hoteleros como el que quería construir Don Patino, pero existen pocos lugares tan especiales como Las Alamandas.

Indicaciones para llegar al hotel:

El transporte desde y hacia el aeropuerto de Puerto Vallarta o el aeropuerto de Manzanillo puede ser proporcionado por el personal del hotel. Todos los arreglos de traslados por Alamandas incluyen un saludador en el aeropuerto y un asistente personal por un miembro del hotel. El hotel también cuenta con su propia pista de asfalto (1 km de longitud) con capacidad para aviones pequeños, como un jet Lear 28, King Air turbo prop, etc.