Costa Careyes

¿Quién dijo: «Soy grande, contengo multitudes»; Walt Whitman o la nación de México? Lo dijo el célebre poeta, naturalmente, aunque la cita bien podría aplicarse a México. Si la idea que usted tiene de México es la de las pirámides en ruinas del Yucatán o los modernos locales nocturnos del Distrito Federal, no le quepa duda de que hay otra parte de México que no está teniendo en cuenta. En el caso del Costa Careyes, se trata de una parte exclusiva y poco explotada de México, una parte selecta y a la par sencilla.

Tiene un regusto europeo, como si fuera una localidad turística de la Costa Azul, salvo por el detalle de que aquí no hay ninguna localidad propiamente dicha. Todavía se trata del Nuevo Mundo, y lo único que hay en estas tierras son las cincuenta y pico villas, casitas, bungalós y castillos del Costa Careyes. Sí, castillos; no de los fortificados, sino unas villas enormes, con unas vistas inmejorables y una piscina tipo foso alrededor.
No todas son tan lujosas, pero casi. Puede que no lo note a simple vista —las limusinas y los botones de librea brillan por su ausencia—, pero el Costa Careyes es uno de los complejos hoteleros más lujosos del continente americano. Aquí la diversión está en el mar, desde los kilómetros y kilómetros de playa hasta cualquier actividad de mar imaginable, como el surf y la pesca de altura, y también hay un club de polo a cerca de cinco kilómetros al sur. Además, tampoco está tan apartado como parece; Manzanillo está a una hora al sur, y Puerto Vallarta a poco más de dos horas al norte.