Casa Montani

En el Transiberiano apenas si hay un puñado de suites imperiales, en un avión solo hay una cabina de primera clase, pero en una gran ciudad hay numerosas opciones de lujo entre las que elegir. En Roma, por ejemplo, hay “grandes damas” que invitan a vivir una experiencia hotelera clásica y hay todo un abanico de pequeños hoteles y casas de huéspedes, de lujo e impecables, que ofrecen al viajero moderno una idea más o menos aproximada de lo que puede ser vivir hoy día en la Ciudad Eterna. Casa Montani es de estas últimas.

Cierto que se trata de un pequeño hotel de tan solo nueve habitaciones acondicionado en lo que en su día fue un lujoso apartamento en el segundo y tercer piso de un edificio del siglo XIX junto a la Piazza del Popolo. Cinco habitaciones, como decimos, pero que sus dueños han transformado sin escatimar en medios. El resultado es elegante pero acogedor, un poco como si se quedara en casa de unos acaudalados amigos romanos. Eso sí, no verá recuerdos de familia. Los equipamientos son similares a los que encontraría en cualquiera de los famosos hoteles antiguos de la ciudad: muebles de Chelini, sábanas de Frette, edredones de seda de Tebro, baños revestidos con pizarra de Liguria, escritorios lacados, suelos de parqué y hasta una obra original de un pintor siciliano. Una de las suites tiene vistas a la famosa Porta del Popolo y los campanarios de la Trinità dei Monti, las demás dan a tejados y patios.

Pero las vistas no son lo importante. La esencia de Roma se hace sentir todo al rededor. La plaza de España está a pocos pasos, al igual que las lujosas tiendas de Via del Corso y la mitad de la propia Roma. Bienvenidos al B&B versión boutique: en Roma y en otras capitales del mundo están logrando ponerse a la altura de las grandes instituciones hoteleras.