Arlo NoMad

Con los precios de los inmuebles como están en Nueva York, se entiende cómo una espaciosa habitación de hotel fácilmente podría costarle lo mismo que pagaría por un mes de alquiler en su ciudad de origen. El lado opuesto de esta regla es que una habitación asequible con frecuencia es ridículamente pequeña. El Arlo NoMad, sin embargo, se esfuerza por resolver este dilema a través de una combinación de astutos planos compactos y la abundante luz de sol que entra por las grandes ventanas de este edificio de construcción nueva. Las habitaciones se las arreglan para sentirse habitables en vez de risibles, a pesar de las modestas dimensiones.

En la práctica esto quiere decir que la cama ocupa la mayor parte de la habitación, con vista frente a esas grandes ventanas y un baño con suficiente espacio para una ducha tipo lluvia en un cubículo de vidrio. Los tamaños oscilan desde acogedores cuartos-literas hasta habitaciones king size relativamente espaciosas, pero hasta ahí llegan. Si prefieres las suites en penthouses, el Arlo podría no ser su tipo de hotel. Pero algunas habitaciones sí vienen con terrazas tan grandes como el propio espacio interior, para cuando el tiempo permita reposar al fresco.

De todos modos, un hotel como el Arlo no tiene como objetivo realzar los lujos dentro de las habitaciones. Aquí hay muchas tentaciones fuera de las estancias, por ejemplo, la cocina de Oriente Medio del restaurante Lamalo, hasta BARlo, el bar de cócteles de la segunda planta. Además, hay un bar adicional en la azotea y una bodega abierta las 24 horas sirve café y refrigerios. Desde este punto estarás muy cerca de Murray Hill, del bajo Midtown, la zona de Flatiron y de Koreatown; el resto de Manhattan se puede visitar tomando el metro.