The Fifth Avenue Hotel

El Fifth Avenue Hotel, así llamado en referencia a una de las vías más emblemáticas de Nueva York, sobresale entre los otros muchos que prosperan en el floreciente barrio de NoMad. Desde el punto de vista arquitectónico, el hotel abarca más de un siglo de historia, combinando la estructura neorrenacentista de 1907 realizada por los arquitectos de la Penn Station, con una moderna torre acristalada de 24 pisos. Ya en el interior, el glamour de las zonas comunes, característico de la denominada Gilded Age, sirve de inspiración a las habitaciones y suites proyectadas por el diseñador Martin Brudnizki, todas ellas un derroche de color y detalles decorativos. Parece que la época en que hotel boutique de lujo en Manhattan y minimalismo eran la misma cosa ha quedado definitivamente atrás. De la habitación más básica a la suite más exclusiva –una de ellas lleva el nombre de Baudelaire–, cada estancia está profusamente decorada y cuenta con equipamientos de alta gama. Por momentos, uno podría pensar que ha sido transportado a la década de 1920, si bien las cafeteras Nespresso y los altavoces Marshall con bluetooth nos devuelven rápidamente a nuestra época. En la planta baja, la vida social se desarrolla en zonas tan deslumbrantes o más que las habitaciones. El Portrait Bar es la versión contemporánea de una sala de estar clásica: sus paredes revestidas de madera, su chimenea de piedra tallada y su ecléctica colección de obras de arte crean el marco perfecto para la cocina creativa de Darryl Chan. Junto a este, el Café Carmellini es el terreno de juego del chef Andrew Carmellini, ganador del premio James Beard y más conocido por la famosa Locanda Verde de TriBeCa.