Hotel Principe di Savoia, Dorchester Collection

El Principe es un clásico, el hotel milanés contra el cual se miden todos los otros hoteles de Milán. Aunque sus servicios se han actualizado,, no cuesta imaginarse que haya permanecido tal y como está durante los últimos cien años: arañas de cristal en el vestíbulo, cómodas de época ornamentadas en las habitaciones y bidés en los cuartos de baño. Un camarero extremadamente educado trae los pedidos del servicio de habitaciones, presentados en bandejas de plata, sobre mantelería de hilo blanco, acompañados de una cubertería antigua y pesada, y adornados con una flor en un jarroncito. Eche mano del exquisito aceite de oliva elaborado expresamente para el Principe —le resultará más fácil hacerlo en la habitación que en el restaurante—. El único elemento discordante son las instalaciones del gimnasio y del spa, que se encuentran en la décima planta; aunque, nadie se puede quejar, teniendo en cuenta que ofrecen los aparatos más modernos, los mejores esteticistas de la ciudad y una piscina cubierta inmensa.

Con unas glamourosas camas con dosel a la antigua usanza y una ropa de cama que se considera de las más suaves de Europa, el Principe es garantía de descanso. Así y todo, si le cuesta dormir sin su mascota a su vera, no se preocupe: puede traérsela. Además, si tiene hambre, el restaurante de la planta baja, Acanto, está abierto hasta altas horas de la madrugada.

Otro aspecto que merece la pena es la gente que frecuenta el hotel. Aunque se encuentra a cierta distancia en taxi de los lugares emblemáticos y las zonas comerciales de Milán, el Principe se considera como uno de los puntos de encuentro más céntricos de la ciudad, donde se reúnen los más despampanantes habitantes de Milán y familias jóvenes que cenan con sus párrocos.

Por supuesto, también están los famosos, desde Sofía Loren en adelante a través de generaciones. Si se da una vuelta por conserjería —sobre todo durante la semana de la moda—, podrá estar al tanto de todo y enterarse de quién es el destinatario de esos gigantescos ramos de flores. El hecho de hacer ejercicio en este lugar también se convierte en una experiencia muy especial, ya que podrá comprobar la hora a la que Gwyneth Paltrow estará utilizando las cintas del gimnasio. Incluso, si es lo bastante observador, la primicia de una separación o de una transacción comercial podrá estar al alcance de su mano. Se trata de un hotel antiguo y venerable en el que se hospedan personalidades de rabiosa actualidad en la prensa sensacionalista.