nhow Marseille

Lo primero que a la mayoría le viene a la cabeza al escuchar «Marsella» son marineros armando camorra en los bares del puerto antiguo: aún existe la creencia generalizada de que uno no viene a este lugar a olvidarse de los problemas, sino a buscarlos. Sin embargo, la realidad actual de Marsella no se corresponde con esa idea. Hoy en día es un lugar refinado y cosmopolita, con un clima mediterráneo idílico que atrae a continuas oleadas de turistas, mientras la ciudad trata de librarse de su turbia reputación.

De hecho, el NH Marseille Palm Beach debe la mitad de su encanto a los parajes que lo rodean. Contemplando el mar desde Corniche JF Kennedy, la pintoresca avenida que lleva al puerto antiguo, nadie diría que el hotel no se encuentra en la Riviera, salvo por la falta de deportivos italianos y un desarrollo urbanístico más desenfrenado.

En algunas ocasiones, la espectacularidad de las vistas de los hoteles costeros contrasta con la falta de atractivo de la decoración de los establecimientos, como si el hecho de incorporar un mueble vistoso fuera a estropear el paisaje. El NH Marseille Palm Beach, en cambio, con su marcado estilo minimalista, en tonos grises y azules apagados, sus flamantes instalaciones y sus muebles modernos, es precioso por dentro y por fuera. Además de estar equipadas con cuartos de baño de elegantes lavabos, surtidos de productos de aseo personal de Roger & Gallet, todas las habitaciones ofrecen un panorama espectacular del Mediterráneo.

Si bien es cierto que el NH Marseille Palm Beach es un hotel boutique, su oferta de servicios es tan completa como la de cualquier hotel de negocios de la ciudad. Tanto el centro de negocios como el gimnasio son muy amplios y desde su restaurante de cocina mediterránea se domina la terraza de la piscina con el mar de fondo. Este lugar ofrece lo mejor de varios mundos: está cerca de la ciudad, pero también lo suficientemente lejos de ella, y se mantiene al margen de las grandes aglomeraciones de los pueblos turísticos de la costa.