Four Seasons Hotel Istanbul at Sultanahmet

Estambul es una ciudad espléndida, maravillosa en su arquitectura, profunda en su historia y provocativa en su cocina. Y ahora, por fin, cuenta con el lugar idóneo para alojarse y disfrutar de ella... una antigua cárcel. ¡Pero qué cárcel! La verdad es que nuestro concepto de penal no incluye una delicada fachada neoclásica en amarillo limón terminada con arcadas, balaustradas y columnas en cada esquina. La entrada, con sus elaborados detalles en piedra caliza es, por su parte, majestuosa.
En muchos sentidos, este no es el típico hotel Four Seasons. De hecho, en términos de diseño, resulta más interesante que muchos de sus hermanos. Abundan en él las alfombras, las antigüedades y los tapices artesanales de lana de estilo otomano junto a una mampostería ocre que encierra mesas con tablones revestidos de azulejos y suelos con incrustaciones geométricas turcas. La madera y el hierro forjado son autóctonos y las envejecidas pinturas de las paredes, realizadas a mano con espátula, al modo en que los artesanos trabajaron en los palacios otomanos durante siglos.
El Four Seasons de Estambul no es tampoco muy grande, apenas cuenta con sesenta habitaciones, pero, a pesar de ello, va a la cabeza en cuanto a número de ventanas respecto al resto de hoteles Four Seasons. Cada una de esas ventanas ofrece una vista frontal en hilera de los dos edificios más bellos de la ciudad, la Mezquita Azul y la iglesia cristiana de Santa Sofía, del siglo VI.
El servicio es inmejorable. Nuestro personal, disponible las 24 horas, le conseguirá todo cuanto necesite, fresas con champán, un helicóptero privado... y en el mismo momento en que lo necesite. Es una característica que diferencia a los Four Seasons pero, en el de esta ciudad, es insuperable. Incluso a pesar de estar rodeado de elementos decorativos lacados y kilims tejidos a mano, siempre es agradable saber que los colchones del Four Seasons, considerados por muchos los mejores, son los mismos en Estambul que en Austin y, si dormir en lo que un día fuera una celda no deja de desconcertarle, puede animarse pensando que aquí sólo cumplió condena la crema de los delincuentes comunes. Esta prisión estaba reservada para escritores, artistas y aristócratas e incluso fue inmortalizada por Graham Greene en El tren de Estambul. De modo que, como huésped de un Four Seasons, disfrutará de un servicio bueno y eficaz. A lo que habrá de añadir la maravillosa vista de Santa Sofía distinguiéndose en la niebla de la mañana, tan cercana que casi podrá tocar sus redondas cúpulas. ¿Quién no quedaría prisionero ante eso?