Lebua at State Tower

La oferta hotelera de Bangkok se compone, fundamentalmente, de grandes hoteles que no tienen ningún reparo en admitir que lo son; ya sean torres altas o complejos hoteleros inmensos, todos ellos tienden al sibaritismo y la ostentación, con kilómetros de colgaduras de seda y un servicio adulador, como salido de la época colonial. De modo que da gusto encontrar un sitio que sea un poco menos fastuoso y algo más sobrio y contemporáneo, un lugar como el Lebua at State Tower.
Con sus 327 habitaciones, no puede considerarse pequeño, pero tampoco es exageradamente grande y, si bien es cierto que es lujoso (todas sus habitaciones son suites), no ostenta la opulencia de algunos hoteles de la competencia. Además de ofrecer unas vistas extraordinarias a Bangkok y al río Chao Phraya, el Lebua, con su suelo de madera noble y sus muebles lacados en negro, luce un estilo moderno, de líneas bien definidas, y sus lujos son funcionales a la par que exquisitos: televisores de pantalla plana, sillas de oficina de Eames y artículos de baño de Bulgari.
Escritorios en las habitaciones, un centro de negocios y amplias instalaciones para reuniones: no cabe duda de que las necesidades de los huéspedes con compromisos de trabajo están bien atendidas. Sin embargo, si está de vacaciones podrá aprovechar mejor todos los servicios que el Lebua pone a su disposición: un gimnasio bastante completo (además de la inminente incorporación de un spa), una piscina al aire libre y algunos bares y restaurantes, entre los que se cuenta el espectacular Sirocco de la sexagésimo tercera planta, el restaurante al aire libre más alto del mundo, con unas vistas que sería una lástima desaprovechar con algo tan prosaico como una comida de negocios.