Wickaninnish Inn

La belleza deslumbrante de la naturaleza de la costa del Pacífico de British Columbia es un secreto a voces. Es difícil imaginar un lugar más espectacular que la costa occidental de la Isla de Vancouver donde se encuentra el Wickaninnish Inn entre un frondoso bosque antiguo y una larga playa de kilómetro y medio, a tan solo unos minutos de la población de Tocino y a la vez lo suficientemente alejado para dar la sensación de estar en el fin del mundo.
Un hostal con tarifas por los suelos en este entorno hubiera atraído a un gran séquito de imitadores. Afortunadamente, estamos ante un hotel de primera categoría, a la altura del espectacular entorno. Las habitaciones en el edificio principal son amplias y no se escatima ningún tipo de lujo, desde camas king y queen size a chimeneas de gas, balcones privados y bañeras enormes. Todas las habitaciones dan a la playa y al Pacífico, y cuentan con edredones de plumas y albornoces gordos, que mantienen a los huéspedes calentitos incluso en el caso de que les sorprenda una gran tempestad en invierno.
Los empleados son muy sociables y acogedores, incluso para Canadá. Pero amable no significa aquí informal, el servicio es completamente profesional sin llegar a ser demasiado adulador. Y el restaurante Pointe es una maravilla. Aunque no sea demasiado formal, estamos ante uno de los restaurantes más finos del Noroeste. Ofrece marisco fresco, productos locales y una amplia selección de los mejores vinos de la región.
Pese a que resulta tentador no salir y disfrutar de la hospitalidad, Tocino ofrece una gran variedad de actividades, desde la observación de ballenas, hasta el surf y algunos restaurantes que compiten con el Pointe. Y al mismo tiempo, ¿por qué salir? El Ancient Cedars Spa ofrece tratamientos de belleza tradicionales, masajes con piedras calientes y talasoterapia.
Para los que les guste relajarse y no hacer nada: en la temporada de invierno se ofrecen precios reducidos, así que si no busca pasar mucho tiempo al sol, este es el momento de viajar aquí, puesto que podrá disfrutar del sorprendente espectáculo de olas de seis metros rompiendo contra la playa Chesterman, sin mencionar el efecto tranquilizador de la famosa lluvia del Noroeste del Pacífico.