La Casa que Canta

Si la escala del turismo mexicano en masa le pone los pelos de punta, no dude más, tiene opciones. No tendrá que desplazarse más de seis kilómetros costa arriba a Zihuatanejo, que hasta hace poco, solamente era un pueblo pesquero tranquilo y que, aún hoy, conserva ese encanto tan particular de las ciudades pequeñas que Ixtapa jamás tuvo y jamás tendrá.

La Casa Que Canta está situada en lo alto del acantilado que se alza sobre la bahía de Zihuatanejo, ofreciendo unas vistas extraordinarias y una fabulosa sensación de paz y tranquilidad. Su arquitectura tradicional y su excepcional servicio recrean el ambiente íntimo de una hacienda.

Hay veinticinco suites, con sus respectivas terrazas y vistas al mar, y once de ellas tienen piscinas privadas, aunque ninguna está a la altura de la piscina principal del hotel: la idea de que se confunda en el horizonte con el mar no es nueva, pero su situación privilegiada en lo alto del acantilado hace que sea una auténtica maravilla. Abajo, junto al litoral rocoso que se extiende al pie del hotel, hay otra piscina, pero ésta es de agua salada.

El restaurante de cocina local ofrece, sobre todo, especialidades de marisco; toda esta zona costera del Pacífico es un santuario para los pescadores. Los huéspedes también tienen a su disposición un gimnasio con vistas al mar y un spa bien equipado, con una amplia oferta de tratamientos de salud y belleza, y clases de yoga. Las actividades de submarinismo y pesca de altura están reservadas para los amantes del mar.

La Casa Que Canta no puede alojar a niños menor de 16 años de edad


Indicaciones para llegar al hotel:
La Casa Que Canta se encuentra a sólo 20 minutos conduciendo del aeropuerto Ixtapa-Zihuatanejo.