Nordic Light Hotel

No se deje desanimar por el anticuado exterior de este antiguo edificio de oficinas. Los sesenta son indefectiblemente los nuevos años cincuenta y aquel sabor populista y utópico del modernismo de los sesenta queda lo suficientemente lejos para que vuelva a ponerse de moda.
El hecho de si está dispuesto a volver a aquella época o no deja de ser relevante desde el momento en que pisa el interior del hotel. En el Nordic Light se respira un ambiente minimalista y moderno del siglo veintiuno, al más puro estilo escandinavo, que se diferencia del de los demás hoteles de características similares en su inusitada preocupación por la iluminación. No cabe duda de que el diseñador de la iluminación, Kai Piippo, se ha ganado a pulso sus honorarios. Un espectacular despliegue de efectos de luces tenues o de otro tipo (que cambia por temporadas) capta nuestra atención a cada paso.
En las habitaciones Standard y Superior se juega, sobre todo, con la luz natural y en invierno la falta de luz se compensa con un blanco inmaculado. Aunque, en realidad, el Nordic Light debe su fama a las habitaciones Mood: en las paredes de estas habitaciones se proyectan dibujos en movimiento y la iluminación de fondo de la cabecera cubre toda una gama de colores invernales.
Algunos huéspedes estarán más dispuestos que otros a someterse a esta cromaterapia: con sus 175 habitaciones, el Nordic Light es lo suficientemente grande para satisfacer todos los gustos. El hotel ofrece un restaurante de cocina californiana a la sueca y varios bares, entre los que se cuentan una bodega y un salón para tomar martini, además del Absolut Icebar, que se encuentra enfrente, dentro del Nordic Sea, un hotel del mismo grupo. La estación del Arlanda Express, que le llevará al aeropuerto en un abrir y cerrar de ojos, está a la vuelta de la esquina y el barrio de Normalm es idóneo tanto para quienes estén de viaje de negocios como para quienes deseen ir de compras.