Astarte Suites

A veces el atractivo de un hotel realmente depende del paraje en el que se encuentre. Los destinos de moda cambian constantemente, pero las islas volcánicas de Grecia llevan gozando de gran aceptación turística desde que los seres humanos son capaces de desplazarse de un sitio a otro. Los climas cálidos, las vistas espectaculares de la costa rocosa y las aguas azules oscuras del mar tienen un atractivo que nunca se pasa de moda.
Habría que ser especialmente negado para la hostelería para hacer que un hotel tuviera mala reputación en un entorno como éste, y no sería la primera vez que esta dudosa hazaña se consigue. Un buen hotel en una zona como ésta, en cambio, es algo realmente espectacular.
La clave está en ser un hotel pequeño y no cabe duda de que el Astarte lo es. Nueve suites es el número justo de habitaciones para que un hotel pequeño no pase a considerarse una casa de huéspedes grande y para que lo íntimo no se convierta en solitario. Por dentro son impresionantes: todas tienen vistas al volcán y la caldera, y están provistas de lujos como las bañeras de hidromasaje y los artículos de baño Hermès.
Los servicios y las instalaciones se han reducido a la mínima expresión, pero son de una factura excelente: una piscina que realmente se confunde en el horizonte con el mar, un salón cafetería con unas vistas maravillosas y un servicio de transporte al aeropuerto o a la costa. Una habitación cómoda y nada que estropee el paisaje; en un lugar como éste, no hace falta nada más.
El hotel está cerrado de noviembre a marzo.