Ace Hotel Portland

El nuevo establecimiento de la franquicia Ace de Seattle es un hotel boutique, pero no como los que hemos visto hasta ahora. Olvídese del modelo de hotel boutique de alto diseño para la jet set: esa fórmula jamás funcionaría en el noroeste de Estados Unidos y mucho menos en Portland. Por muy cosmopolita que sea esta ciudad, está muy lejos del eje de Los Ángeles-Miami y aquí la pretenciosidad se considera uno de los pecados capitales más graves.
Por lo visto, incluso la versión de Seattle resultaba excesivamente ostentosa, con su suelo de madera noble abrillantada y sus paredes blancas, al estilo de los museos. La decoración del Ace Portland se basa, fundamentalmente, en materiales reciclados —partes del Clyde Hotel original, muebles de fábricas que dejaron de utilizarse, lámparas de pinza y excedentes militares— y obras rudimentarias de artistas locales. Los cuartos de baño de algunas habitaciones son compartidos y los de otras, privados, y en este último caso, a veces están provistos de bañeras de patas con forma de garras.
Podría parecer un estilo escueto (que no minimalista). Más le vale ir acostumbrándose: este es el aspecto de una nueva generación de hoteles boutique económicos que prolifera en las ciudades secundarias de los Estados Unidos y cuya idea de lo moderno no coincide en absoluto con la que se prodiga en las revistas de diseño. Los servicios (y el servicio) se reducen a la mínima expresión para poder mantener unos precios económicos y los huéspedes no suelen ser ejecutivos circunspectos, sino personas creativas de carne y hueso. En lugar de un bar de copas a 15 $ cada una, aquí encontrará una de las legendarias compañías de café de Portland, el restaurante Clyde Common, un espacio abierto con asientos compartidos, y el Kenny & Zuke’s Delicatessen, que se inaugurará en otoño.