Bagni di Pisa Palace & Spa

En lo referente a su imagen pública, no cabe duda de que a Pisa le ha tocado la china: por culpa de la famosa torre, la ciudad ha quedado relegada a la categoría de comentario arquitectónico o ilustración de libro de física. Ya era hora de que empezara a ser conocida por sus baños termales y no por sus precarias obras de cimentación; de ahí el hotel en cuestión, el Bagni di Pisa, el palacio de un aristócrata del siglo XVIII, enclavado a las afueras de la ciudad y convertido en un moderno balneario toscano.
El estilo de época de los interiores se ha conservado, dentro de lo razonable, y se ha intentado que las comodidades modernas sean lo más discretas posible; por ejemplo, los televisores con pantalla de cristal líquido se pliegan y se guardan cuando no se están usando. En el restaurante Dei Lorena se sirven especialidades saludables de la cocina toscana con vistas a la torre inclinada, y el bar ofrece aperitivos en el salón Lord Byron (como habrá deducido de detalles como la dirección del hotel, en la calle Percy Shelley, este rincón de la Toscana fue todo un éxito entre los literatos ingleses de cierta época).
Sin embargo, lo más importante es el spa: las famosas aguas y el famoso barro (aquí se concede una importancia especial al barro) y su amplio abanico de servicios, desde un simple baño hasta los tratamientos más punteros. Es una magnífica forma de relajarse en un paraje un poquito más original: a las afueras de Pisa y rodeado de la campiña toscana salpicada olivos.