Providence

El hotel Providence de París sigue dándose a conocer poco a poco, con ese pudor (fingido o no) que solo sirve para avivar la curiosidad y aumentar la expectación. Le diremos lo que sabemos: su situación donde el distrito X se encuentra con el III lo sitúa en una de las zonas emergentes de París, más cerca del canal Saint Martin y del Alto Marais que de cualquiera de las habituales zonas turísticas. El territorio es, pues, casi un desconocido para la hostelería y qué mejor aliciente para un hotelero boutique que abrir nuevos horizontes.
Con respecto del grupo, sabemos que el Providence es pariente cercano de la Brasserie Barbès, posiblemente el local nocturno más en boga de París, y de una docena de bares y restaurantes que figuran entre los mejores de la ciudad. El arquitecto Philippe Medioni ha sido el encargado de dar nueva vida a este espacio antaño abandonado, dotando al Providence de un look que es un canto al estilo parisino urbano, influido por lo retro pero sin caer en lo kitsch (papel pintado con motivos de palmeras de House of Hackney y Madeleine Castaing, para los que entienden y quieren más detalles).
La elegancia y seriedad del marco se palpa también en la forma en que el hotel aborda la cuestión de la comida y la bebida, esos dos pilares de la buena vida parisina. El café-brasserie del hotel, con una encantadora terraza, merece la visita, mientras que el bar de cócteles convierte al Providence en un destino en sí mismo. En su habitación además tendrá un pequeño bar con todos los accesorios que necesita un barista para preparar un buen cóctel. Por lo general, un hotel del tamaño del Providence sirve para dormir y poco más, pero gracias a este y sin que sirva de precedente, la opción de pasar la noche sin salir del hotel boutique gana fuerza.