Le Petit Moulin

Es posible que se necesite un poco de determinación para encontrar el Hôtel du Petit Moulin, pues en este edificio del siglo XVII la única señal que puede leerse en la fachada dice “Boulangerie”. Sin embargo, quienes perseveren en su esfuerzo por encontrarlo se verán sin duda recompensados. Escondido tras una fachada centenaria se encuentra un hotel vibrante y contemporáneo cuyo diseño ha corrido enteramente a cargo del archiconocido modisto Christian Lacroix. El resultado es sorprendente, sobre todo por la forma en la que choca tanto con el estilo que apuesta por reproducir la estética del siglo XIX, que tanto se estila en los hoteles parisinos, como con el minimalismo que caracteriza a los hoteles boutique en el mundo entero.
Los espacios comunes ofrecen una atmósfera algo diferente, que combina y conjunta elegantes detalles antiguos con algunos elementos sorprendentemente modernos. Pero la verdadera sorpresa se encuentra en las habitaciones del Hôtel du Petit Moulin. Cada habitación es completamente diferente, de hecho el único elemento común son las enormes camas blancas. Las paredes de las habitaciones han sido decoradas con papeles que van desde alegres motivos florales y sencillas rayas hasta motivos pintados a mano y escenas realistas, mientras que el mobiliario está tapizado en todo tipo de tejidos, desde el terciopelo hasta el cuero, pasando por la piel.
Todas las habitaciones disponen de televisores de pantalla plana y acceso inalámbrico a Internet, y los cuartos de baño incluyen enormes bañeras modernas y productos de baño de Codage. La cocina del hotel sólo sirve desayunos, pero esto apenas es un inconveniente, puesto que el barrio del Marais está atestado de cafés, bistros y restaurantes, algunos de los cuales se animan incluso a servir sus platos a los huéspedes del hotel a través del servicio de habitaciones.