Hotel Continental

A pesar de la dilatada historia del diseño modernista escandinavo, los hoteles noruegos no son rabiosamente modernos, ni mucho menos. Lo mejor que se puede hacer en Oslo es olvidarse de los hoteles modernos y alojarse por todo lo alto en el centenario Hotel Continental. Se trata de un gran hotel familiar de 1900 con un estilo tradicional y, aunque no es una antigualla —tanto las habitaciones como las zonas comunes se han mantenido discretamente al día—, tampoco podría confundirse con un «hotel de diseño».
Goza de una ubicación insuperable, cerca de las aguas y más cerca aún del Teatro Nacional, el Palacio Real y las tiendas de la puerta de Karl Johan, la calle principal de la ciudad. Hace tiempo que los restaurantes del Hotel Continental forman parte de la estampa del centro de Oslo: las dos cafeterías que dan a la calle y el Theatercaféen de estilo vienés se cuentan entre los grandes favoritos de la zona y nadie debería perderse el bufé del desayuno.
En el Continental se alojan fundamentalmente ejecutivos serios —de esos que leen el Economist—, pero el hotel tiene bastante personalidad como para llamar la atención de cualquiera. Las habitaciones han sido diseñadas una a una, con sus paredes empapeladas y sus cuartos de baño alicatados, y en los salones que dan al vestíbulo se expone una colección de arte, con reproducciones de litografías y grabados de Edvard Munch (a raíz de la reciente oleada de robos de las obras de Munch, los originales se guardan en la cámara acorazada de un banco).