The Greenwich Hotel

¿Qué sabemos del Greenwich Hotel? Que tiene un propietario famoso (nada menos que Robert de Niro), una ubicación magnífica en Tribeca, unas referencias excelentes en lo que respecta al diseño —por gentileza de Grayling Design, una de las principales firmas neoyorkinas—, un edificio que constituye una auténtica locura, con sus miles de ladrillos hechos a mano y carísimos, y, por último, un elegante restaurante italiano muy frecuentado, el Ago. No cabe duda de que todo eso da muy buena prensa, pero ¿significa algo para los huéspedes?
Por supuesto que sí. Si bien es cierto que no se codeará con el propio De Niro, al menos puede estar seguro de que el Greenwich es un hotel que valora la intimidad y la discreción, dos virtudes por las que no se caracterizan muchos de los hoteles boutique actuales, tan ávidos de publicidad como están. El hotel se encuentra en un barrio que se asocia indefectiblemente con el célebre actor, en un lugar en que confluyen lo moderno y lo selecto, a unos minutos de más tiendas y locales nocturnos de los que ningún barrio pueda necesitar.
El edificio, naturalmente, tampoco está mal. Puede que Grayling no sea un nombre muy famoso, pero ya se conoce por locales del sur de Manhattan como el Schiller’s y el Balthazar. Aquí han hecho un trabajo increíblemente esmerado —desde el magnífico enladrillado de la fachada hasta los millones de corchos de vino que cubren el techo del restaurante—, con un cuidado y una seguridad que resultan mucho más gratificantes que los trucos vistosos que predominan últimamente en el diseño hotelero.
En cuanto a las comodidades, tampoco están nada mal. Hasta las modestas habitaciones del patio son lujosas y también elegantes, con un estilo esmerado y acogedor que huye del minimalismo y azulejos marroquíes en los cuartos de baño. Cuanto más grandes son las suites, más deslumbrante es su lujo, hasta tal punto que casi resulta pintoresco; si reserva la suite adecuada, dispondrá de una sauna privada. Por si eso fuera poco, el Greenwich no sólo le tiene preparado un spa, sino también una piscina, algo extraordinario en Nueva York, como casi todo en este hotel.