Arlo Soho

Nueva York está en continua evolución. No hace tantos años, Hudson Square era un “no-lugar”, una zona sin ni siquiera nombre que limitaba con SoHo, Tribeca y West Village. Pero deles a las personas una razón para ir a un “no-lugar” y nacerá un barrio. El Arlo Soho supo adelantarse a ese boom y gracias a la mesura de sus promotores puede ofrecer hoy un alojamiento boutique de estilo moderno a un precio que de otra manera le pondría de mal humor.
Con todo, hay que ser justos y reconocer que el tamaño, en este caso, sí importa. Con 14 m², las habitaciones del Arlo son pequeñas incluso para los estándares locales, aunque, si desea una suite lo suficientemente grande como para “columpiar un gato” (por favor: esto es solo una mala traducción del inglés, absténganse de columpiar gatos) y la quiere además en el Lower Manhattan, olvídese de encontrar algo económico… Hay que reconocer también que, pese al tamaño, las habitaciones son bastante cómodas, tienen espacio para un mini frigo y una mesa de trabajo y, con suerte, dispondrá incluso de terraza al aire libre.
Hay que pensar también que estamos en “la ciudad que nunca duerme” y lo más probable es que tampoco pase mucho tiempo en su habitación. Gracias a lo céntrico de su ubicación, el hotel no solo está a escasa distancia a pie de más bares y restaurantes de excelente calidad de los que podríamos visitar en nuestras vidas, sino que también tiene sus propias propuestas. El Harold's, por ejemplo, propone una cocina sin pretensiones basada en las tradiciones culinarias sureñas adaptadas al público neoyorquino. El restaurante se completa con el Arlo Liquor Bar, una bodega-snack bar abierta las 24 horas del día, y el Good Story, un bar en la azotea con vistas al río Hudson.