Timber Cove Resort

Reducir el tiempo que pasamos frente a las pantallas y volver a disfrutar de placeres simples como dar una larga caminata, mantener una conversación o leer un buen libro es un objetivo loable, pero también algo más fácil de decir que de hacer. Por eso, y porque a veces necesitamos un empujón que nos ayude a desconectar, le proponemos el Timber Cove Resort: un complejo situado en lo alto de un acantilado por encima del Pacífico en un tranquilo tramo de litoral del condado de Sonoma. No es que tengan una estricta política que le obligue a dejar su iPhone en la puerta. Es solo que el resort está un tanto alejado de la civilización y tanto la cobertura de móvil como el wifi dejan bastante que desear.
Perfecto, pues… Después de todo, cuando este edificio de madera de secuoya y piedra local fue construido allá por la década de los 60 fue concebido como un centro de retiro y meditación. Desde que en 2016 fuera sometido a una profunda renovación, el conjunto luce más rústico-chic que rústico propiamente dicho: las habitaciones disponen de modernos tocadiscos, colchonetas de yoga y artículos de tocador ecológicos. Lo que no ha cambiado es la tranquilidad que sigue reinando en él.
Nada le obliga a madrugar para participar en una sesión de yoga, pero plantéese la posibilidad de pasar unos días aquí como una buena oportunidad para volver a las esencias y redescubrir el placer de relajarse al amor de la chimenea de su habitación envuelto-a en una manta de lana sostenible mientras contempla el océano con una copa de vino local del minibar en la mano. Conceptos básicos como dar una caminata por la cima del acantilado o entretenerse con un juego de mesa antiguo a la caída de la noche, en vez de ponerse a mirar una pantalla.
Cada una de las 46 habitaciones y suites del Timber Cove es como un pequeño lugar de retiro. Alegres y acogedoras, tienen techos altos de vigas y vistas al océano (todas, excepto algunas habitaciones, están orientadas hacia el mar) y están decoradas con gran sencillez, apenas algún detalle de piel y tejidos tradicionales que resaltan sobre la madera y el blanco, inmaculado o roto. Incluso las camas son de fabricación artesana y los cuadros que decoran las paredes están pintados por artistas locales.
Pero el verdadero atractivo del complejo reside en sus zonas comunes y en el maravilloso entorno natural que lo enmarca. En los brumosos días del norte de California, una enorme chimenea de piedra aporta destellos de calidez al lobby y a su elegante bar de vinos. Si las nubes se retiran, aproveche para contemplar la puesta del sol antes de cenar en el Coast Kitchen: el restaurante del complejo propone quesos del condado de Sonoma, productos de la zona, pescados y mariscos de abastecimiento responsable y, cómo no, una amplia selección de vinos californianos. Si lo desea, podrá visitar las bodegas de los alrededores –unas más cerca que otras–, explorar los pueblecitos costeros y descubrir playas escondidas o, simplemente, quedarse en el Timber Cove Resort y desconectar tranquilamente de todo.