Mykonos Grand Hotel & Resort

Cuando alguien reserva habitación en un hotel de lujo de una isla griega sabe lo que le espera al 100%: una sinfonía de azules y blancos, un cielo despejado y un mar azul, una piscina centelleante, paredes encaladas y vaporosas cortinas mecidas por la brisa. En ese caso, ¿qué es lo que distingue al Mykonos Grand Hotel & Resort del resto de magníficos resorts de la llamada isla de los vientos?
Por resumirlo de alguna manera, diríamos que es la forma en la que se anticipan a las necesidades del huésped. Todo el lugar parece diseñado aposta para quienes ellos consideran que es su huésped tipo: una persona que trabaja duro, que viene a Miconos para olvidarse del estrés del trabajo, alguien acostumbrado probablemente a vivir en la ciudad, que quizá practique yoga y vaya al gimnasio de forma regular… Por eso, las habitaciones y suites son amplias, el recinto de 2 hectáreas tiene espacio de sobra y el personal está altamente cualificado. En la playa no se permiten los deportes acuáticos: una política que da réditos en términos de paz y de tranquilidad. Hay un gimnasio renovado no hace mucho, pistas de tenis y hasta un anfiteatro de piedra donde los incondicionales del yoga pueden ejecutar sus asanas.
Su acertado montaje favorece el relax tanto dentro como fuera de las habitaciones, en las que le aguardan –además de las mencionadas cortinas blancas– nórdicos de plumas de ganso, zonas de estar separadas, balcones privados, colecciones de DVD y baños revestidos de mosaicos con productos L'Occitane. Las suites ofrecen además bañera de hidromasaje, terraza con vistas panorámicas y, en ocasiones, piscina privada.
Sombrillas, tumbonas y miembros del personal están a disposición del huésped en la idílica playa del hotel, la Shirley Valentine Beach. El restaurante principal, el Dolphins of Delos, le permitirá hacer una elegante comida al aire libre, mientras que el Aqua e Sole, más informal, propone pescados, mariscos y ensaladas a degustar bajo la pérgola de madera junto a la piscina. Por la noche, eche un vistazo a través del telescopio del elegante White Bar y levante su copa de champán para brindar por uno de esos raros momentos en la vida en los que prever las cosas con antelación da los frutos esperados, sobre todo si la realidad coincide punto por punto con lo que un día imaginamos.
Cómo llegar: El hotel se encuentra a 4 km/unos 12 minutos en coche del aeropuerto de Miconos. Debido al número limitado de taxis, a menudo es difícil organizar un traslado a la llegada, aunque el hotel tiene margen para hacerlo si avisan con tiempo.