The Prince

En Saint Kilda, en una zona abandonada de Melbourne y ahora nuevo barrio vanguardista, encontramos un pequeño hotel original con el nombre de The Prince. Este príncipe no tiene ni nombre ni apellidos como el Prince Hotel, el Petit Prince o el príncipe de Maquiavelo y desde su reciente renovación, ya no es el Príncipe de Gales. Después de todo, ¿hay alguien menos a la última que el Príncipe de Gales a pesar de su retoño el ídolo de las jovencitas?
No, estamos simplemente ante The Prince, con sus 40 preciosas habitaciones minimalistas, bañadas en luz natural, con muebles de madera oscura y pintadas con un tono blanco que parece más limpio que el blanco normal. El Prince es cool de una forma natural, sin ser intimidador, y siendo mucho más acogedor que muchos hoteles “vanguardistas”. Al fin y al cabo, ¿no debe ser “acogedor” el objetivo principal de la industria hotelera?
Pero no se engañen, en este hotel nada se ha dejado al azar. Se pueden encontrar muchos toques de diseño muy curiosos y los ya obligatorios cuartos de baño de Starck. Gracias al arquitecto Alan Powell, oriundo de Saint Kilda, The Prince se ha integrado perfectamente en esta zona que va ascendiendo cada vez más de clase.
Mink, el bar de vodka del hotel, es muy popular en el distrito y atrae a las personas más atractivas de la élite underground. Muy apropiado si tenemos en cuenta que el tema del bar es el club social clandestino soviético, exclusivo, decadente, inmerso en un aura de secretismo. Menos underground, y no por ello menos digno de alabanza, es el animado Pub que ha mantenido su nombre original, como guiño al pasado de este local, bohemio establecimiento de copas alocado.
El restaurante Prince Dining Room ofrece más y mejores opciones para comer de lo que cabría de esperar de un hotel tan pequeño. ¿Hemos mencionado la establecimiento de vinos? ¿y el spa? Además, como otra muestra de lo animada que es esta zona, el Prince Band Room es una sala de conciertos en la que actúan estrellas de rock y DJ’s internacionales: el lugar más “in” de conciertos en Melbourne.
Como la ciudad misma, este hotel es una grata sorpresa. Decir que un hotel es “hip” no siempre es positivo, puesto que suele implicar un énfasis sobre lo deslumbrante en vez de sobre la tradicional hospitalidad. Pero a este hotel no hay que cogerle manía por ser hermoso. Todo lo contrario. Pese a que hay muchos hoteles que se quedan en la superficie de lo cool, The Prince es apariencia con mucha sustancia...