Dar Darma

Muchas veces parece que por «diseño» se entiende la ausencia de diseño, como si el objetivo fuese vaciar el hotel y dejar solo las camas y las paredes. Para eso no hace falta un diseñador, sino una empresa de mudanzas. No es el caso del Dar Darma. Salta a la vista que algún diseñador ha metido la mano en este hotel riad, y el resultado es una fantasía de seis habitaciones en la que el minimalismo brilla por su ausencia.
Por el contrario, impera el maximalismo. Desde las puertas ricamente decoradas hasta la magnífica artesanía en madera, pasando por las suntuosas texturas aterciopeladas de los muebles, el Dar Darma se muestra absolutamente resuelto a alcanzar la opulencia. Las zonas comunes son espectaculares, y las suites y los apartamentos son tan lujosos que resultan inolvidables. Puede que tal romanticismo no sea apto para todos los públicos, pero hay mucha gente que no está dispuesta a viajar a Marrakech para alojarse en un hotel normal y corriente con cierto sabor oriental.
Por suerte, el atractivo del Dar Darma no es puramente estético, sino que también radica en su excelente servicio. Además de preparar recetas tradicionales, el cocinero del hotel riad da clases de cocina marroquí. No podía faltar un hammam, pequeño y acogedor, y en la terraza con vistas de la azotea hay una piscina idónea para refrescarse durante el día.

Advertencia: el Dar Darma exige una estancia mínima de dos noches. Los niños son bienvenidos, pero debido a las grandes ventanas de la residencia, una piscina en el patio sin supervisión y un varias antigüedades, los padres que viajen con niños deben considerar otros alojamientos.