L’Ermitage Beverly Hills

Desde el exterior, L'Ermitage Beverly Hills apenas ha cambiado desde los tiempos en que no era más que un bloque de apartamentos, allá por los años setenta; pero el interior es otra historia. El vestíbulo es un paraíso de aire minimalista de caoba y caramelo. Las habitaciones vienen amuebladas con tocadores forrados de seda dorada, paneles de madera clara que se abren para dar paso a los vestidores y muchísimo espacio (más de 200 metros de media).
L'Ermitage intenta conseguir un sentimiento zen, pero es en los detalles donde el hotel es verdaderamente asiático. Las toallas junto a la piscina del ático climatizada, de más de 2 metros, son las más largas de América. En las habitaciones encontrará una caja lacada de bombones tan bonita que casi nadie osa comerlos. No hay un tipo de albornoz, sino dos; para quienes no soportan la tela de toalla, los hay de algodón. Hay tarjetas de negocio personalizadas, artículos de papelería y cartas de fax, un teléfono con cinco líneas y podrá contar con su propio teléfono móvil, que llamará hasta Palm Springs. También encontrará algunos aparatos electrónicos con sensores de temperatura corporal y circuitos que indicarán al personal cuándo está en la habitación, cuándo se funde una bombilla o incluso cuándo se estropea el cable de televisión Web.

Pero lo que hace verdaderamente excepcional a L’Ermitage es su personal. Tendrá un servicio a su entera disposición en cuanto pulse el botón cero en cualquiera de los muchos teléfonos. El personal acude discretamente a través de pasillos independientes para el servicio, de tal forma que nunca se chocará con una asistenta y su carrito de toallas. Este tipo de cosas se hacen con total naturalidad, lo que en parte ha conferido al hotel su merecida fama de lugar de descanso para el postoperatorio de las estrellas (entre ellas Liz Taylor y Michael Jackson). L'Ermitage ha sido durante mucho tiempo el mayor experto en satisfacer todas sus necesidades, desde una limusina de cristales ahumados, hasta foie gras y caviar fáciles de masticar.

Jack Naderkhani, el director general, de quien se dice que fue el modelo para GM en Pretty Woman que instruyó a Julia Roberts en normas de protocolo básicas, ha asesorado en la renovación del hotel, de tal forma que gran parte del alma de L'Ermitage se ha mantenido. Naturalmente, desde la remodelación, el hotel está teniendo mucha más publicidad, por lo que l’Ermitage ya no es un lugar de retiro. El lugar para esconderse es ahora el lugar para ser visto. Pero ése es el precio de la belleza.