The Hoxton Holborn

En el pasado, un fenómeno como el Hoxton Holborn habría parecido una cómica discordancia entre hotel y lugar. Por muy práctico que pueda resultar el barrio de Holborn en el centro de Londres, no es ni de lejos tan colorido como la excéntrica parte de East London de donde los hoteles Hoxton sacan su nombre. Sin embargo, Holborn está en alza desde hace algunos años y seremos los primeros en decirle que un hotel bien diseñado puede ayudar mucho a lograrlo.
El aspecto, al igual que en todos los hoteles Hoxton, es ecléctico y un poco áspero, con un aire industrial que contrasta de forma inspiradora con un toque retro de modernismo tardío. Las habitaciones no se andan con rodeos, abarcan desde los tamaños Shoebox (Caja de zapatos) y Snug (Acogedor) hasta el tamaño Roomy (Espacioso) e incluso Biggy (Grande). Son, a todos los niveles, cómodas sin ser ostentosas y están equipadas con colchones artesanales, ducha con efecto lluvia, tomas USB y minineveras en las que encontrará agua y leche (además de otros alimentos básicos disponibles en recepción a precio de supermercado, no de minibar).
Otro lujo bien pensado es la colaboración del Hoxton con Soho House, que aporta una experiencia considerable a la comida y la bebida del hotel. Hubbard & Bell, el restaurante abierto todo el día, sirve platos británicos clásicos pero modernos en mesas colectivas, mientras que Chicken Shop, situado en el sótano, es justo lo que su nombre indica, aunque elegante al mismo tiempo. El resurgir de Holborn, así como su ubicación céntrica, significa que hay un sinfín de posibilidades fuera del hotel.