COMO The Halkin

Muchos de los hoteles más elegantes del mundo ponen el énfasis en los espacios comunes, derrochando en los salones, bibliotecas, salas, e incluso en salas privadas de cine, y relegan a los huéspedes a habitaciones estrechas y sin inspiración. La verdad es que no entendemos cómo esto puede funcionar comercialmente, pero en este caso se trata de un tema irrelevante, ya que el Halkin londinense le da la vuelta a este estereotipo. Los espacios comunes se reducen a un vestíbulo y bar no muy grandes, aunque logrados (y por supuesto un restaurante, del que trataremos más tarde), mientras que las habitaciones reciben el tratamiento estrella.
Y menudas habitaciones… Decoradas en lo que puede denominarse Zen milanés, con pieles suntuosas y colores apagados relajantes, que hacen lo posible para aumentar aún más el ya generoso espacio (lo que en Londres es un verdadero lujo). Cada planta toma como tema uno de los antiguos cuatro elementos, pero las diferencias entre ellas son sutiles, sin recurrir a trucos fáciles; todas son modestamente elegantes. Los cuartos de baño de mármol son espaciosos, y los productos de baño de Bulgari posiblemente le impresionen tanto que tendrá que salir fuera y contemplar la fachada estilo georgiano del hotel para cerciorarse de que está en Londres.
Su ubicación, en el selecto Belgravia, combina a la perfección con este elegante y experimentado hotel, atractivo sin ser ostentoso, y ofrece un acceso fácil a Knightsbridge, Hyde Park, Sloane Street y Picadilly. También es fácil llegar desde él a su hermano, el Metropolitan, cuyo spa, heath club y restaurante Nobu están a disposición de los huéspedes del Halkin.