The Ampersand Hotel

El Ampersand, un hotel extravagantedel barrio de South Kensington—con un nombre que coincide bastante bien con su aire excéntrico—es de un carácter tan decididamente británico, el cual pudiera correr el riesgo del auto-parodia, si no fuera por su compostura tan gallarda. Y así, emplazado en una antigua residencia que fecha al año 1888, el hotel toma el gusto ecléctico de la época victoriana por las curiosidades y el arte de los siglos y le proporciona un nuevo aspecto moderno y actualizado al edificio. Es un estilo que encaja bastante con el barrio circundante, cuyas tiendas varean desde boutiques independientes a locales de lujo tal como Stella McCartney y Harrods; un barrio, cuyas instituciones culturales tienen un poco de todo, desde las colecciones clásicas en el Museo Victoria & Albert a la colección de fotografía irreverente de la cultura pop del Proud Gallery.

La influencia del barrio sobre las 111 habitaciones y suites es bastante clara; cada una luce fantasiosamente en uno de los cinco temas del hotel: la botánica, la música, la geometría, la ornitología y la astronomía. Al nivel de entrada las habitaciones de doble ocupación son pequeñas, aunque generosas a su modo, ya que cuenta con elegantes cabeceras de terciopelo sobre las camas, grandes pantallas LCD, acceso gratuito al Internet inalámbrico, un mini-bar bien surtido y productos de tocador por Malin + Goetz. Las habitaciones Superiores y Deluxe son un poco más amplias, pero en realidad, no es hasta llegar a las habitaciones de categoría Deluxe Studio, con sus camas de tamaño King y sus salas de estar por separado que se proporciona el espacio suficiente para entretener a invitados. Sin embargo, para presumir opte por una de las suites; cada una completa con ventas de piso a techo, que ofrecen unas vistas estupendas de la ciudad de Londres, un balcón del cuatro o quinto piso entre los aleros del edificio y una pequeña cocina y una sala de estar separada, por si acaso encuentra las fuerzas para entrar a su habitación tras disfrutar de estas vistas.

El ambiente del salón Parlour, que forma el corazón del hotel, es igualmente de cortés sin por supuesto, ser demasiado correcto o cabal. Té por la tarde, pasteles en bandejas de plata y café de la prensa victoriana, en conjunto, todo pudiera rememorar una época antepasada, pero la presentación contemporánea que ejecuta el Ampersand sugiere todo lo contrario. Debajo de los arcos del sótano de ladrillo original en la base del hotel, se encuentra el restaurante y bar El Apero, un espacio igualmente refrescante, con azulejos blancos, iluminación cálida y una cocina mediterránea. Al final, todo es prueba de que, con bastante dedicación y un buen ojo, todavía es posible realizar un hotel que enmarque la quintaesencia de Londres—bueno, sin caer en clichés típico del Torrotito de la Unión.