Sea Containers London

El edificio de The Sea Containers en la ribera sur del río Támesis junto a Blackfriars Bridge, siempre ha estado destinado a ser un hotel de lujo pero entre una cosa y otra, tomó más de treinta años hacerlo realidad. Suponemos que la pérdida de este pasado es la ganancia del presente, y ahora que ha encontrado nueva vida como el Mondrian London, el primer emprendimiento del grupo Morgans en Londres en hace más de una década, este tramo poco interesante del Camino del Támesis poseerá un ambiente más sofisticado.

Entrará para el check-in por el lado interior, muy apropiado para un hotel con personalidad de crucero, y ahí presenciará la obertura del diseño interpretado por Tom Dixon: una estructura curvilínea que crea la ilusión de que el mostrador de recepción queda justo sobre la línea de agua de un impresionante (aunque poco práctico) barco de carga recubierto en cobre.

Una vez adentro, encontrará vistas y texturas más familiares y acogedoras: el terciopelo y la piel reemplazan el metal martillado y un trasfondo Art Deco refuerza las aspiraciones transatlánticas del hotel. En las habitaciones y suites hay abundante espacio, como también sol, una divergencia del tema de crucero, y una parte del hotel brinda una extraordinaria vista de primera fila al Támesis.

Sea Containers ahora le presta su nombre al restaurante, una afiliación entre un director gastronómico estadounidense y un chef ejecutivo inglés, y dos bares mantienen al Mondrian despabilado hasta tarde en la noche. Al colorido Dandelyan, frente al Támesis, y al espacio de azotea Rumpus Room, un salón estilo años veinte con un ambiente muy de actualidad, se le añade un spa, un gimnasio, y una sala de cine privada (obligatoria en el Londres de hoy). En fin, se encontrará con una impresionante actualización del legado de los hoteles boutique londinenses.