The Screen

En un hotel tan pequeño como el Hotel Screen de Kioto, los detalles son lo más importante. Este hotel no es especial por el hecho de ser una especie de híbrido, entre un ryokan tradicional y un hotel boutique de diseño moderno —aunque no cabe duda de que eso ayuda—, sino, ante todo, por la experiencia tan variada y tan rica que ofrece. Cada una de sus trece habitaciones ha sido creada por un diseñador distinto y pretende brindar una experiencia diferente a cada huésped.

El común denominador de todos los espacios interiores es el buen ojo para el diseño de sus creadores. Si bien algunas habitaciones son más clásicas que otras, con tatami y puertas correderas japonesas, todas lucen una elegancia natural a la par que un estilo japonés inconfundible. Los diseñadores de Kioto han de lidiar con una historia dilatada, ya sea para abrazarla o para rehuirla; en el Screen se las han arreglado para hacer ambas cosas.

La gran baza de un hotel de este tamaño es su intimidad, como la que indudablemente se respira en la «noche de las velas» semanal del restaurante, durante la que se apagan las luces en aras del ahorro energético. Como es lógico, las instalaciones también tienen unas dimensiones reducidas, desde el «salón al aire libre» hasta el spa Adonis y el salón privado (que también sirve de capilla para bodas).