Il Falconiere Relais e Ristorante

En Italia hay infinidad de hoteles instalados en deslumbrantes palacios, pero ninguno ofrece los pequeños placeres de esta villa rústica. Esta pequeña propiedad, antiguo hogar del poeta del siglo XVIII Antonio Guadagnoli, y sus edificios de 400 años de antigüedad fueron restaurados con esmero por sus propietarios, Silvia y Riccardo, de tal forma que el hotel parece una casa particular y sus huéspedes, invitados.
Las habitaciones y las suites, decoradas con muebles antiguos, algunas con suelos de terracota y otras con camas con dosel, están repartidas entre la villa principal, el granero, la casa de campo y la antigua capilla, y hacen alarde de un gusto exquisito, sin que su sabor antiguo resulte empalagoso. Algunas están equipadas con jacuzzi, aunque las más modestas sólo tienen ducha, pero todas ofrecen modernas comodidades como la televisión vía satélite y el aire acondicionado, además de unas maravillosas vistas de la campiña.
El encantador Relais debe gran parte de su atractivo a su restaurante, que recientemente ha sido distinguido con una estrella Michelin. Además de las dos plantas del restaurante, con su jardín de invierno de cristal y hierro forjado, en verano, los huéspedes suelen aprovechar la terraza exterior para comer mientras toman el sol de la Toscana y se deleitan con unas vistas de postal. Todo intento de describir la cocina de un restaurante suele ser un tanto arriesgado; baste decir, pues, que se ofrece un menú creativo y elaborado, que, como el curso de cocina de una semana, atrae a gourmets de todas partes.
Si logra despertarse a una hora razonable, sólo tardará medio día en descubrir muchos de los lugares más emblemáticos de Italia, puesto que Florencia, Siena y Assisi están muy cerca en coche. Sin embargo, nadie le echará en cara que no desee moverse del Falconiere: La última cena tampoco se habrá movido de su sitio el año que viene.