Tamarind Village

Cuando uno se encuentra en los espacios interiores del Tamarind Village, siente que está en un resort tipo boutique a las afueras de la ciudad. Sin embargo, el hotel queda en el centro del núcleo urbano del norte de Tailandia, la ciudad de Chiang Mai, y es ideal para quienes prefieren una combinación de ambiente sereno y generosas cantidades de recorridos turísticos y vida nocturna. Una vez el huésped cruza el arco de bambú que sirve de entrada y pasa por el árbol de tamarindo de 200 años en honor del cual se ha nombrado el hotel, deja la ciudad atrás.

La herencia cultural de la región jugó un papel importante en el diseño de las instalaciones: las cajas laqueadas y los llamativos estampados añaden encanto sin caer en lo kitsch. En las habitaciones se realza la sobriedad, lograda con una exitosa combinación de confort tradicional y refinado diseño moderno. El internet wi-fi y la televisión vía satélite son amenidades normales, y los baños están repletos de detalles creados especialmente para el Tamarind Village. Al subir de categoría, la suite-spa incluye una espaciosa terraza, ducha exterior y acceso privado.

Un corto viaje a través del plácido pasaje de bambú lo coloca a pocos minutos de una gran variedad de opciones para cenar junto al río y del legendario bazar nocturno de la ciudad. Quienes prefieren resguardarse entre los verdes confines del hotel, la oferta del restaurante Ruen Tamarind se aproxima mucho a la tradicional cocina del norte del país sin que se sienta muy pesada. Este tipo de homenaje realzado también describe al spa, que se nutre de prácticas locales y añade una amplia selección de técnicas contemporáneas de bienestar.