voco St. David's Cardiff

Hace veinte años hubiera sido impensable, pero la costa de la Bahía de Cardiff está en plena transformación, pasando del distrito duro y turbulento de los astilleros a las artes finas y a centro de entretenimiento. Este edificio futurista con forma de cuña de cristal y de metal podría parecer un museo o, siendo menos generosos, una nave espacial sobre la pista de despegue; resulta que es el primer hotel de cinco estrellas en Gales, y uno extremadamente chic y moderno que es sorprendentemente brillante y espacioso (esto es Cardiff, después de todo), empezando por su atrio de siete pisos sobre el vestíbulo.
Las vistas de la bahía son una constante de las habitaciones revestidas de cristal, y eso incluso antes de asomarse al balcón privado. Las habitaciones son espaciosas y sobrias, vagamente escandinavas con madera de cerezo y haya, como salidas de las páginas de un catálogo de diseño, y con servicios modernos como Internet de alta velocidad y faxes personales.
Entra por los ojos, sí, pero lo más importante es la suavidad al tacto; las camas son extremadamente tentadoras, rebosantes con los edredones y sus finas sábanas; los baños, por supuesto de mármol, son espaciosos y están bien iluminados, con detalles considerados como batas de felpa y productos de baño Molton Brown. Aunque nada comparado con el spa: no dude de que el más duro de los estibadores galeses se volvería tierno como un corderito en las piscinas de hidroterapia, ni qué decir de los envolvimientos de algas marinas y los baños de barro.
El restaurante Tides, diseñado por David Collins, ofrece un menú de cocina europea moderna elaborada con marisco, carnes y productos galeses locales, servido con una fantástica vista de la bahía y con toda una gama de luces de colores que varían constantemente. Se encontrará con locales adinerados, que vienen aquí para ver de qué va esto, tanto cenando en el restaurante como repantingados en los mullidos sofás del bar.