Casas Brancas Boutique - Hotel & Spa

Cuando llega el verano meridional y todo el mundo parece concentrarse en Río, los locales que pueden permitírselo huyen a Búzios, a dos horas al norte. Este pueblo pesquero, humilde donde los haya, se ha convertido en un destino vacacional de alto nivel y esto se debe, en gran medida, a aquella visita que Brigitte Bardot, considerada hoy la santa patrona del turismo de la localidad, hizo en los 60. Afortunadamente, los altísimos megahoteles de Río aún no han hecho acto de presencia en las costas de Búzios. Los mejores hoteles del pueblo son las pousadas, que parecen, más bien, casas de huéspedes, y Casas Brancas es una de las mejores.

El estilo mediterráneo del Casas Brancas, tranquilo y relajado, no deja traslucir la modernidad del lugar; para atraer a los huéspedes más célebres no siempre hacen falta diseñadores de renombre y muebles hipermodernos y rompedores. En este caso, bastan 32 habitaciones acogedoras y cómodas, enclavadas en torno a patios y terrazas, con vistas a la pintoresca bahía de Búzios. Como toda pousada clásica que se precie, el Casas Brancas tiene su propio restaurante de cocina de fusión brasileña y mediterránea. El spa excede lo absolutamente necesario y constituye un auténtico lujo para un hotel del tamaño del Casas Brancas, aunque la mejor forma de relajarse en este lugar es en la terraza, con una copa y la bahía como telón de fondo.