The Heywood Hotel

Si un hotelero algún día decidiera curar su respectivo albergue con un toque decididamente local—destacando obras de artistas locales en sus paredes, tocando música de la zona, contratando a arquitectos y a diseñadores locales e incluso hasta llenado las habitaciones con granos de café tostado localmente—nada podría ser mejor para el lema de aquel hotel que situarse en una ciudad con tanto talento creativo como la ciudad de Austin. Y no por desprestigiar a la capital del estado de Texas, pero es difícil imaginarse un hotel de cosecha propia, digamos, en Idianápolis, el cual cuenta con sillones daneses de mediados de siglo o con un patio soleado de hormigón pulido—que es precisamente lo que ofrece el Heywood Hotel con sus siete habitaciones en el corazón de East Austin.

A primera vista, y teniendo en cuenta el precio, parece el tipo de vivienda que bien podría apilar a sus huéspedes en literas y forzarlos a compartir un baño. Sin embargo, en la siempre excéntrica hotelería boutique de Austin, unos cuantos cientos de dólares por noche le garantiza una habitación espaciosa con bastante luz natural, techos abuhardillados, un televisor HD de pantalla plana, un jukebox de Internet, productos de tocador de diseño y camas cuyos colchones y edredones de plumas nunca fallan para una noche de sueño reparador. Una actualización a la habitación Queen Deluxe, ubicada en el bungalow original, le consigue pisos originales de hoja larga de pino, un techo de veintiocho pies con tragaluz, un bar con todas las herramientas para una jornada social y una bañera grande, junta a la ducha. Las habitaciones de categoría King Patio cuentan con una cama cómoda, por supuesto de tamaño King, así como una amplia sala y ventanas en tres de las paredes para facilitar la entrada de luz natural.

Con esto dicho, el mayor activo del Heywood podría ser su ubicación. Mientras que los hoteles de una banda similar tienden a congregarse alrededor de South Congress, el Heywood hace su hogar en el barrio de East Austin. Está a sólo pocas cuadras del centro de convenciones, pero tal vez más al punto está justamente en el centro de un barrio repleto de artistas, excéntricos, excelentes restaurantes y tiendas locales. El hotel también le hace disponible el préstamo gratuito de una bicicleta para pasearse, así que mientras que las damas y caballeros en aquellos frenéticos hoteles de negocios se pegan etiquetas con sus respectivos nombres antes de entrar al ascensor, usted podrá llegar al estilo de Austin, montado sobre su bicicleta—o bien, si solamente está aquí para una visita de ocio, podrá rollar libremente y a su propio ritmo disfrutar de la rica cultura local que esta ciudad tejana tiene para ofrecer.