Hotel Villa Cipriani

Venecia es una ciudad maravillosa, de eso no cabe ninguna duda, pero lo cierto es que puede llegar a ser demasiado: demasiado hermosa, demasiado delicada, demasiado decadente y demasiado abarrotada de turistas. Así que, ¿por qué no desplazarse hasta el lugar en el que los mismísimos venecianos encuentran la paz y la tranquilidad que no encuentran en la ciudad?
Asolo es un pequeño pueblo medieval situado en las montañas, a una hora de Venecia. Desde siempre, ha sido el destino predilecto de la clase alta veneciana y del poeta inglés Robert Browning, que decidió instalarse en la villa que hoy conocemos como Hotel Villa Cipriani. Incluso hoy, Asolo sigue siendo el destino favorito de la beautiful people, que huye así de los turistas con sandalias y calcetines que abarrotan los canales y las plazas de Venecia.
El Hotel Villa Cipriani fue en su día una residencia privada, y aunque es hoy un hotel absolutamente moderno (regentado por Starwood), en él los huéspedes lograrán sentirse como en casa. El edificio, que se remonta al siglo XV, ha sido decorado con un gusto exquisito, y sin pretensiones, evitando la decoración recargada y excesivamente suntuosa de muchos palacios venecianos. Las vistas son espectaculares y las habitaciones son lujosas aunque no palaciegas. La cocina, como es de suponer, es sencillamente excelente. No se pierda la preciosa vista panorámica que puede contemplarse desde la terraza del restaurante.
Asolo es un lugar digno de ver: sus mansiones renacentistas conservan el encanto de antaño y la vida nocturna es conocida en toda la región. Las tiendas son mucho más chic de lo que uno podría esperar de un pueblo medieval y el mercado de antigüedades (que se celebra un fin de semana al mes) atrae a compradores y vendedores de toda Italia. Quienes prefieran huir de las multitudes siempre pueden escaparse a Rocca, la fortaleza de piedra que defiende el pueblo, desde donde podrán contemplar una vista inmejorable del pueblo, las montañas y la llanura veneciana.