citizenM Schiphol Airport

No cabe duda de que el concepto de hotel de aeropuerto ha cambiado. También es cierto que le hacía falta, porque «hotel de aeropuerto» se había convertido en una expresión acuñada para describir la peor clase de hoteles. Ahora el CitizenM tiene una página de Facebook propia. Los demás hoteles de aeropuerto solo quieren que los huéspedes se vayan puntualmente y sin robar nada, mientras que este desea que se hagan amigos suyos.

Es imposible negarse. La fachada no parece gran cosa hasta que uno repara en que la cuadrícula perfecta de ventanas cuadradas está ligeramente torcida, como si fuera una construcción de cubos hecha por un niño. Son módulos prefabricados que van encajados en la estructura; menos mal que son de hormigón y cristal y no contenedores de acero.

Los interiores están bien equipados, y todos son idénticos. La idea es ofrecer un lujo asequible a los huéspedes, a quienes parecen encantarles los televisores de plasma, las duchas caudalosas, las mamparas de cristal futuristas y, sobre todo, el «panel de ambientes» de Philips, que es como los paneles de control táctiles típicos de los hoteles de lujo orientales, solo que más intuitivo. También parecen considerar que es importante contar con unas camas king especialmente grandes; al fin y al cabo, muchos de los huéspedes son neerlandeses.

La elegante cantina ofrece varios tipos de comida las 24 horas, y el centro de Ámsterdam se encuentra a veinte minutos en tren, que con sus preciosos canales parece un mundo completamente distinto al moderno y utópico CitizenM. Si tiene intención de volver a alojarse en el hotel, quédese con la llave. No solo agilizará los trámites en recepción, sino que conservará la configuración de su panel de ambientes. En este caso, los ordenadores brindan una estancia más personalizada, por contradictorio que parezca.